El término Insurgentes se utiliza para designar a los participantes de una rebelión contra el sistema establecido. Así en la lucha de la Independencia el ejército Insurgente estuvo encabezado, en un principio, por el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla.
En 1808, Napoleón Bonaparte invade España y su hermano José Bonaparte usurpó el trono español. Esto provocó que los criollos en la Nueva España crearan una junta suprema para gobernar mientras el legítimo rey español estuviera ausente. Las autoridades peninsulares de la colonia se opusieron y destituyeron al virrey Iturrigaray, esto aceleró las conspiraciones contra el régimen español.
La conspiración de Valladolid fracasó pero la de Querétaro siguió adelante. Hidalgo, Allende, Aldama y Josefa Ortiz de Dominguez fueron los iniciadores de la insurrección en septiembre de 1810
La prensa fue un factor importante para hacer llegar al pueblo los ideales insurgentes, en Guadalajara Jalisco, Hidalgo imprime el periódico EL DESPERTADOR AMERICANO, en su primer número se hablaba de la invasión francesa en España y las opciones que tenían los habitantes de la colonia: doblegarse a Francia o independizarse. El periódico también reclamaba para Nueva España los mismos derechos que cualquier nación independiente.
Casa de los perros, en Guadalajara, lugar donde se imprimió EL DESPERTADOR AMERICANO |
La primera etapa de la lucha comenzó el 16 de septiembre en Dolores, Guanajuato y termina con la muerte de Hidalgo y Allende en 1811.
Los insurgentes se consideraban hijos de una tierra que debía ser independiente, la lucha comenzó con pocos integrantes pero pronto alcanzaron la cifra de veinticinco mil elementos insurgentes. El grupo armado tomó San Miguel, Celaya y Salamanca.
El 15 de octubre de 1810 los primeros pelotones insurgentes entraron a Valladolid. Mientras la insurgencia permaneció en esa ciudad se reorganizó al ejército, se nombraron a nuevas autoridades, se promovió a oficiales, se construyeron cañones y se confiscaron propiedades para pagar los gastos ocasionados por la causa.
Hidalgo avanzó hasta Cuajimalpa pero decidió no entrar a la ciudad de México. En el camino hacia Querétaro el ejército sufrió una derrota a manos de los realistas.
En Acatita de Baján los insurgentes caen en una emboscada y son hechos prisioneros Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo y Jimenez entre otros.
Más de cien curas lucharon con los insurgentes entre 1810 y 1815, ellos recibieron formación en seminarios donde se predicaba la necesidad del cambo social y político. Muchos estaban convencidos del movimiento porque habían sufrido y compartido la injusticia social en que vivían sus feligreses pobres.
Después del asesinato de Hidalgo la guerra continuó bajo el mando de José María Morelos y Pavón quien organizó el Congreso de Anáhuac (o Congreso de Chilpancingo) donde se promulga la Constitución de Apatzingan, que nunca entró en vigor pero fue el primer intento por constituir de México una república.
La Constitución de Cádiz se inspiró en el principio de la soberanía nacional y la división de poderes. Estableció que la soberanía reside esencialmente en la Nación y le pertenece el derecho a establecer sus leyes.
Con el principio de la división de poderes el Rey deja de ejercer todas las funciones del estado.
Esta constitución era liberal, pero las ideas propiamente liberales estaban atenuadas pues la religión católica ejercía una gran influencia en el país.
Morelos es derrotado y lo fusilan el 22 de diciembre de 1815. Con su muerte la guerra de Independencia se transforma en una guerra de guerrillas.
A falta de un líder carismático, los insurgentes se fragmentaron en una serie de focos de resistencia con poco impacto social, político y militar.
La guerra de guerrillas fue una ofensiva a pequeña escala dirigidas por el padre Marcos Castellanos en Chapala, Manuel Mier en Cerro colorado, Pedro Moreno en el Cerro del Sombrerete, Pedro Ascencio en el cerro Barrabás, Guadalupe Victoria en Veracruz y Juan Alvarez y Vicente Guerrero en lo que hoy es el estado de Guerrero.
La insurgencia se debilitó por la muerte o prisión de algunos mandos militares y por el indulto que ofreció el virrey Juan Ruiz de Apodaca a los rebeldes. Entre quienes aceptaron el indulto están: Manuel Mier y Terán, Ramón e Ignacio Rayón, Nicolás Bravo y José Francisco Osorno.
Para 1819 el ejército insurgente parecía derrotado y sólo Vicente Guerrero quedaba en pie de lucha.
Después de diez años de lucha habían muerto más de un millón de personas en la Nueva España y la guerra dejó al reino en la bancarrota.
La «paz» se establece con el abrazo de Acatempac entre Guerrero e Iturbide.
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