Aunque su presencia no esté fuertemente extendida en España, las novatadas son una realidad que hoy sufren algunos alumnos tanto en escuelas como en universidades. Sin embargo, y dada la huella psicológica que dicho despropósito puede dejar en el estudiante, Colegios Mayores como el Mendel de Madrid luchan día a día con un plan y unos claros valores y principios.
Aunque acostumbremos a relacionar las novatadas de los colegios a un cliché universitario de la cinematografía norteamericana, la realidad es que, en España, aunque en menor medida, también se lleva a cabo esta curiosa práctica de iniciación. Si bien la narrativa del cine puede barnizar este hecho con algo de humor e incluso de inocencia, algunos alumnos pueden sentirse francamente apesadumbrados por las novatadas. No tan sólo por la presión social del ecosistema académico, sino porque también puede suponer un gran nivel de estrés en el alumno pudiendo empujarlo hacia el aislamiento. Sin embargo, apostando por un Colegio Mayor de calidad, es posible evitar dichas circunstancias.
Los Colegios Mayores surgen ya en la Baja Edad Media en las universidades españolas, donde el alumno podía alojarse y cursar, redundantemente, los llamados grados mayores, que actualmente consistirían en la licenciatura y el doctorado. Básicamente, se trata de centros adscritos a una universidad que tienen como objeto el fomento de la formación en diversos ámbitos de los alumnos. Una vía más concienzuda y específica para estimular al alumnado a aprender y que, buscando un colegio mayor madrid, encuentra como claro ejemplo de acierto y prevalencia el Colegio Mayor Mendel. Un centro con 50 años de experiencia dedicados a proporcionar la mejor formación personal y profesional.
Retomando el planteamiento inicial acerca de las novatadas sufridas en el supuesto rito de iniciación universitario, es preciso mencionar que los Colegios Mayores, dada su naturaleza, carecen de dicha actividad. De hecho, el Colegio Mayor Mendel dispone de un Plan general de integración mediante el que prevenir al alumnado del despropósito de las novatadas y evitar futuras repeticiones. Ya la misma página web del centro dispone su compromiso en la investigación de “todas las denuncias recibidas con el máximo rigor y discreción”. Y no es para menos, ya que una actividad aparentemente tan inocente como una novatada puede dejar una enorme y singular huella psicológica en el alumno.
Si bien muchas de las novatadas existentes en las escuelas y universidades españolas son de corte ciertamente amable, todavía pueden registrarse casos donde la vulgaridad de los “veteranos” ha concluido en actos verdaderamente serios. Por ello, entre otras de sus muchas medidas, el Colegio Mayor Mendel dedica su tiempo a entrevistarse personalmente con los “veteranos” el día de la llegada del nuevo alumnado, recordando, además de la prohibición, “los riesgos y sanciones que entrañan” las novatadas. Porque basta con algo tan honesto y preciso, como hablar y concienciar a los alumnos más mayores, para alcanzar un significativo cambio en un momento de gran trascendencia vital para el nuevo alumno.
En ese sentido, es importante recalcar la importancia de los valores que cualquier institución académica o escolar debería tener labrados en piedra. La educación, aun a pesar de cuán técnica o compleja pueda ser la materia impartida, no deja de ser otro de los pilares de nuestra formación individual como personas. En un momento de cambio, de atracción por el conocimiento y de estallido emocional y vital, los valores no pueden desvincularse del transcurso formativo bajo ningún contexto. Más aún, y aunque en cierto modo pueda doler decirlo, cuando muy a menudo los profesores se convierten en una tercera figura paternal o maternal para el alumno.
Es por ese motivo que las claves de la vida universitaria del Mendel consisten en valores como la verdad, la solidaridad o la justicia. Indispensables para el crecimiento personal de cualquier individuo en sociedad, incardinado en el concepto de civilización que confiere la hermandad con sus semejantes y su sentido de deber para con su propia formación, tanto emocional como académica. Añadiendo también como principios capitales la amistad y sentido de comunidad, indudablemente necesarios para forjar un cuerpo sólido de alumnos, que además de prestarse apoyo mutuo en su carrera académica, se cohesionarán como ejemplo fraternal.
En otro grado, vinculado también al alto rango formativo que ofrece un Colegio Mayor como el Mendel, las actividades que incorpora el centro son de gran variedad y relevancia. En el plano cultural, Mendel aporta desde laboratorios de fotografía y salas de cine para la creación audiovisual y su posterior proyección, como conferencias, salidas y viajes para fomentar el conocimiento.
Asimismo, y empujando a la participación del alumno, el Colegio Mayor Mendel ofrece debates y oratoria para enriquecer las habilidades de comunicación del alumno, y que encuentran como otra vía divertida y de gran ayuda las clases semanales de interpretación. En definitiva, una apuesta por la participación y la cohesión del alumnado para que cada individuo se exponga hacia el resto como un igual, des del respeto y la integridad, y erradicando cualquier probabilidad de novatada.